Escuela y terrorismo de Estado (Actividad Final 1° cuatrimestre)

Golpe de Estado en Argentina


   En argentina se han realizado seis golpes de estado exitosos, se realizaron durante el siglo xx, en 1930, 1943,1955,1962, 1966 y 1976. Los cuatro primeros establecieron dictaduras provinciales, en tanto que los dos últimos, establecieron dictaduras de tipo permanente según el modelo burocrático-autoritario. 

  El último impuso un terrorismo de estado en las décadas de 1970 y 1980, fue un período llevado a cabo con la última dictadura cívico-militar, autodominada (Proceso de Reorganización Nacional) que gobernó desde el 24 de Marzo de 1976 hasta la restauración de la Democracia en 1983, como parte de la operación Condón (nombre con que se conoce al plan de coordinaciones de acciones y mutuo apoyo entre las cúpulas de los regímenes dictatoriales de varios países latinoamericanos. Con el fin de instalar en la región un plan económico neoliberal) en el que se violaron masivamente los derechos humanos y se produjeron cerca de 30000 desapariciones.

    En este periodo todas las experiencias de gobierno elegidas democraticamente entre radicales y justicialistas fueron interrumpidas mediante los golpes de Estado. De tal manera que nos encontrábamos en un marco de cuestionamientos y búsquedas transformadoras, durante las décadas del sesenta y setenta se produjeron en nuestro país un progresivo crecimiento de la violencia política.

    El Proceso fue gobernado por cuatro juntas militares sucesivas:
  • 1976-1980: Jorge Rafael Videla, Emilio Eduardo Massera y Orlando Ramón Agosti.
  • 1980-1981: Roberto Eduardo Viola, Armando Lambruschini y Omar Domingo Rubens Graffigna.
  • 1981-1982: Leopoldo Fortunato Galtieri, Jorge Isaac Anaya y Basilio Lami Dozo.
  • 1982-1983: Cristino Nicolaides, Rubén Franco y Augusto Jorge Hughes.

Breve vídeo describiendo los tiempos en la Dictadura

Organizaciones subversivas que operan en el ámbito educativo

     La dictadura militar juzgó central el papel de la docencia y el sistema educativo en la lucha contra la guerrilla. En su presentación, el manual indica que “muchos argentinos han entregado sus vidas enfrentando la subversión  y ello no tendría sentido si no se hace realidad en la acción docente esta exigencia de nuestros días”.
   El manual comienza presentando los conceptos generales de “comunismo”, “guerra”, “agresión marxista internacional” y “subversión”. Así, la presencia de la Unión Soviética hace necesaria la oposición entre el concepto “occidental” de guerra y el “marxista”, apoyado en frases belicistas de referentes como Lenin. Así, “mientras para el mundo occidental la guerra resulta un hecho límite, el bloque comunista la utiliza permanentemente, encubriéndola con velos sutiles”.

    El enfrentamiento de la URSS y los Estados Unidos en la guerra fría ilustra la escala global de un conflicto donde la guerra entre naciones se confunde con la guerra de clases, noción originada en la teoría marxista. Por eso “la subversión local, por pequeña que pudiera ser, siempre es un apéndice de un todo homogéneo y mundial dirigida centralizadamente por los estados líderes marxistas leninistas, que han hecho de la ideología el principal medio de dominación”. Según el escrito, el marxismo busca la “conquista de la población mundial partiendo del dominio de la psiquis del hombre”. También indica que “la acción subversiva afecta todos los campos del quehacer nacional, no siendo su neutralización o eliminación una responsabilidad exclusiva de las FFAA sino del país y la sociedad toda, a través de sus instituciones”. La “subversión” es entendida en el libro como “toda acción clandestina o abierta, insidiosa o violenta que busca la alteración o la destrucción de los criterios morales y la forma de vida de un pueblo, con la finalidad de tomar el poder o imponer desde él una nueva forma basada en una escala de valores diferentes”. Entre las circunstancias que favorecen la extensión de la subversión, dice el manual, está “la existencia de frustraciones de cualquier carácter en la población, donde las economías desempeñan un papel muy importante”.

    Entendiendo la subversión como un método, el manual describe las fases de su actividad, basadas sobre todo en la experiencia de la Revolución Cubana que tomaron las guerrillas sudamericanas como ejemplo. Después de la fase clandestina, la abierta, con generación de “zonas dominadas” (lo máximo a lo que llegó la guerrilla argentina) y la abierta con acción subversiva generalizada, sigue una cuarta fase de “subversión de la persona”, donde el marxismo “transforma y orienta su personalidad”, “destruye el concepto tradicional de familia” y “separa a la persona de su religión”.

    Para explicar esta inserción, el manual dice que “la evidente falta de claridad y continuidad en la política universitaria, produjo en los últimos años un gran desaliento y confusión en la masa del alumnado que deseaba cursar normalmente sus estudios y dedicado exclusivamente a su sano anhelo de obtener un título habilitante”. Por eso, el manual enumera los argumentos más comunes utilizados por las agrupaciones para captar militantes, como los pedidos de comedor universitario y el aumento presupuestario.

¿Qué ocurrió con la cultura y la educación durante la última dictadura?
El campo de la cultura y de la educación no fue una excepción. Represión, censura, control, persecución, desaparición, espionaje y exilio fueron algunas de las medidas adoptadas por el régimen, a fin de asegurar el sometimiento de la población y así su permanencia en el poder.
En ese marco se desarrollaron diversas acciones para sustentar “la estrategia del miedo”, que involucraban la investigación y cárcel en torno a distintos artistas, entre otras; prohibición, desaparición y quema de libros, etc...
En el área de la educación, en tanto, se libraban otras batallas, los “enemigos” que los represores buscaban combatir: la subversión y el marxismo. Así, por un lado se instrumentó la expulsión de docentes, el control de los contenidos y de actividades como el trabajo en grupo; se reguló el aspecto físico, se suspendió el Estatuto del Docente y se cuestionó la educación sexual y la literatura contemporánea.
Por otro lado, se procuraba formar un prototipo de docente que re asegurara el modelo de alumno que la dictadura pretendía construir, con valores relacionados con la moral cristiana, la tradición nacional y la dignidad de ser argentino.
En fin, desarrollar un sistema educativo funcional a los intereses y necesidades del país.

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