El proyecto emancipador de Simón Rodríguez

Una escuela que no solamente integre a todos y cada uno de los niños de cada nación, sino que además les brinde la posiblidad de recibir un aprendizaje realmente significativo, una sociedad en donde todos tengamos las mismas oportunidades... inclusión... Parece un sueño, una utopía, ¿Verdad?. Tal vez sí lo sea. ¿Cómo sería posible combatir la clase hegemónica si es la que detenta el poder y en su propio favor se opone rotundamente a la igualdad de condiciones para todos y todas?. Tristemente sólo nos queda imaginar el mundo más igualitario por el que Rodríguez bregó. Ojalá que de todos modos, más allá de los obstáculos que puedan presentarse, cada uno de nosotros ponga su granito de arena para construir la educación, en fin, la sociedad que Simón soñó. En ese marco, una escuela como la que él proyectó abriría las puertas a una sociedad mejor. Alumnos realmente comprometidos y capacitados para el mundo del trabajo. Un sistema de enseñanza que le da espacio a la voz del alumno, que lo prepara para la vida extramuros asegura tanto una experiencia educativa positiva como una sociedad más justa, en tanto le abre al individuo las puertas de su autonomía económica, en fin, un futuro promisorio.

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